hoy te vi suspirar
y cuatrocientas mariposas naranja
alzaron vuelo desde tus pestañas
mientras las golondrinas en mi cerebro fenecieron extasiadas
me miraste y sonreíste
y el negro de tus ojos
me ha teñido hasta el último resquicio intersticial
hoy te vi suspirar y comprendí
el movimiento de los astros
el ritmo de las mareas
la sucesión de las estaciones; y pretendí
escribir una canción que te alcanzase
perfecta, cadenciosa, perfumada como tú
violeta como tus miradas
rosa como tus labios
indescriptible, del color de mis intenciones
sábado, 9 de abril de 2011
XVII
eres como esas flores
marchitas en los jarrones / de mansiones virreinales
como calles intransitables y tumultuosas
como espacios inhabitables
eres
dos ocho veinticuatro
el tic tac de un reloj – suizo – que me canta en escocés
el olor de una botella de licor enrevesado
eres siempre y entonces
cuaternaria, patrimonial
suspicaz hasta en ésos momentos
en los que olvidamos aquellas cosas
has sido princesa
acuchillando las horas,
vagabunda, sorprendida en flagrante delito
de incipientes amores
de besos ilegales
eres yo
soy tú
marchitas en los jarrones / de mansiones virreinales
como calles intransitables y tumultuosas
como espacios inhabitables
eres
dos ocho veinticuatro
el tic tac de un reloj – suizo – que me canta en escocés
el olor de una botella de licor enrevesado
eres siempre y entonces
cuaternaria, patrimonial
suspicaz hasta en ésos momentos
en los que olvidamos aquellas cosas
has sido princesa
acuchillando las horas,
vagabunda, sorprendida en flagrante delito
de incipientes amores
de besos ilegales
eres yo
soy tú
XXVI
dime doce veces
cuántas veces
la lluvia te ha inundado las ideas
remojándote las ganas
cuéntame despacio,
de todas las veces
en que me esperas en silencio
y me sigues diez pasos, catorce, veinticinco
las marionetas inspiradas
invisibles a tus manos,
cuadruplican sus excesos
los martes al anochecer;
y se percatan
de tus lágrimas
y de mis manchas de rímel en tus camisas
cuántas veces
la lluvia te ha inundado las ideas
remojándote las ganas
cuéntame despacio,
de todas las veces
en que me esperas en silencio
y me sigues diez pasos, catorce, veinticinco
las marionetas inspiradas
invisibles a tus manos,
cuadruplican sus excesos
los martes al anochecer;
y se percatan
de tus lágrimas
y de mis manchas de rímel en tus camisas
XXV
supongo que no creerás
si digo que hoy
te compraré mentiras
con los ochenta centavos de mi pasaje de autobús
y sospecharé, entretanto
que irás cantando
canciones, nuestras
cuando las piedras que voy pateando
me responden enfadadas
que me amas sin temperaturas
que hubieron dos y tres como nosotros
que murieron ahogados
en las propias tintas de sus testamentos
si digo que hoy
te compraré mentiras
con los ochenta centavos de mi pasaje de autobús
y sospecharé, entretanto
que irás cantando
canciones, nuestras
cuando las piedras que voy pateando
me responden enfadadas
que me amas sin temperaturas
que hubieron dos y tres como nosotros
que murieron ahogados
en las propias tintas de sus testamentos
XXIV
el amor es
una taquicardia paroxística supraventricular
es, por ejemplo
doce días de esperar
cuarenta y cinco gigabytes
de aromas de flores inexistentes
y es también
un botón, un arete, un cabello
la textura de las palabras
que no se pueden tocar
y el color de las nubes para los ciegos
es una cuadra de margaritas
un metro cuadrado de ansias de color verde
una taquicardia paroxística supraventricular
es, por ejemplo
doce días de esperar
cuarenta y cinco gigabytes
de aromas de flores inexistentes
y es también
un botón, un arete, un cabello
la textura de las palabras
que no se pueden tocar
y el color de las nubes para los ciegos
es una cuadra de margaritas
un metro cuadrado de ansias de color verde
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